Esta fotógrafa oaxaqueña está convencida que sólo será la educación la que salve mujeres y hombres ante la discriminación que pervive en el oficio y los medios de comunicación
Oaxaca, México; 06 marzo 20024.- La activista y bloguera pakistaní, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2014, Malala Yousafzai escribió:“Para hacerme poderosa sólo necesito una cosa: educación”.
Tania Carolina Jiménez Mariscal, una de las pocas fotoperiodistas que persisten en el oficio en Oaxaca, coincide con esa premisa. Para ella, la educación es la herramienta capaz de dotar a la sociedad del conocimiento para vencer la discriminación de género y el machismo.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, en entrevista con EL UNIVERSAL, Carolina comparte su historia tras la lente. Carito, como la llaman afectuosamente quienes la conocen, es apasionada de la fotografía desde que estudió la licenciatura en comunicación en la Universidad Anáhuac, sin embargo, también es amante de la literatura y la lectura en general. Atesora textos de Stephen King, al igual que libros sobre fotografía.
Actualmente, lamenta, las condiciones de los medios de comunicación, que no permiten brindar a las y los trabajadores salarios suficientes, propicia que cada vez sean menos jóvenes, sobre todo mujeres, quienes se acercan al oficio en general y al trabajo del fotoperiodismo en particular.
Ella comenzó su camino en los medios de comunicación, en diciembre de 2008. "Empecé a trabajar en un portal haciendo de todo, escribiendo y tomando fotografías... entré con una amiga y, era esa época del auge de los portales informativos, nos dieron una cámara cybershot y hacíamos texto y fotos", recuerda.
Sin embargo, Carolina, interesada por capturar imágenes de mayor calidad, trabajaba con una Sony Alpha en mano, aplicando los conocimientos que adquiría en su formación universitaria.
Combinando fotos y notas, finalmente, meses después, decidió que su camino era la imagen. En 2009, comenzó como fotógrafa en un periódico local, donde todavía labora. "Al principio combiné mi labor en los dos trabajos, aunque me tenía que partir en mil, buscando siempre que le dieran reconocimiento a la foto", apunta.
Aunque su relación con las letras fue momentánea, ocasionalmente también ha editado y escrito textos que acompañan a la información visual.
Después, colaboró con la extinta revista cultural "El Jolgorio Cultural", donde además hacía diseño de imagen e intervenciones de fotografías, así como diseño editorial. Después, se sumó a las filas de Estación Foto, una agencia dedicada al fotoperiodismo, iniciada por fotógrafos oaxaqueños. Actualmente, colabora para la agencia "Cuartoscuro".
A 15 años del inicio de su trabajo, reconoce que el trabajo de los medios de comunicación ha cambiado ante la inmediatez que exigen actualmente las redes sociales. Ante ello, considera esencial saber elegir las fotos "tienes que saber cómo editarte tú mismo, mandar las que consideres mejores para facilitar el trabajo de los editores, sobre todo porque en Oaxaca no hay editores dedicados a la selección de fotografías", apunta.
Por ello, sostiene que la fotografía no es un acompañamiento de la información escrita, sino que la fotografía tiene la capacidad de informar por sí misma.
A 15 años de su inicio, Carolina reflexiona sobre los retos de su oficio. "Lo más difícil que me ha tocado puede ser una manifestación, ahí, los riesgos están medianamente calculados, no sabes hasta qué punto va a escalar", dice.
Rememora el conflicto de Nochixtlán, sucedido el domingo 19 de junio de 2016, en esa Mixteca, donde en un enfrentamiento centenares de elementos de las policías Municipal, Estatal y Federal intentaron desalojar a profesores y pobladores, que protestaban contra la reforma educativa.
En esa jornada, la cobertura periodística se realizó entre disparos, trifulcas y situaciones peligrosas; Carolina fue una de las pocas mujeres que salió desde temprano de su casa al lugar del entrenamiento, para realizar su trabajo periodístico y la única que cubrió los hechos de Nochixtlán, imágenes de policías disparando a maestros que dieron la vuelta al mundo.
"Me cayó el veinte hasta dos días después, cuando asimilé haber estado entre los balazos, algunos que ni siquiera sabías de dónde venían. Estábamos en fuego cruzado, sin señal, viendo coches quemados. Hubo un momento en el que casi nos cae una granada y, por seguridad, dejamos de hacer foto, intentando encontrar a más compañeros, porque nos separamos. Ese día ni siquiera comimos, no habíamos desayunado y nos fuimos, sin saber qué iba a pasar", relata.
A 15 años de su inicio, Carolina reflexiona sobre los retos de su oficio. "Lo más difícil que me ha tocado puede ser una manifestación, ahí, los riesgos están medianamente calculados, no sabes hasta qué punto va a escalar", dice.
Rememora el conflicto de Nochixtlán, sucedido el domingo 19 de junio de 2016, en esa Mixteca, donde en un enfrentamiento centenares de elementos de las policías Municipal, Estatal y Federal intentaron desalojar a profesores y pobladores, que protestaban contra la reforma educativa.
En esa jornada, la cobertura periodística se realizó entre disparos, trifulcas y situaciones peligrosas; Carolina fue una de las pocas mujeres que salió desde temprano de su casa al lugar del entrenamiento, para realizar su trabajo periodístico y la única que cubrió los hechos de Nochixtlán, imágenes de policías disparando a maestros que dieron la vuelta al mundo.
"Me cayó el veinte hasta dos días después, cuando asimilé haber estado entre los balazos, algunos que ni siquiera sabías de dónde venían. Estábamos en fuego cruzado, sin señal, viendo coches quemados. Hubo un momento en el que casi nos cae una granada y, por seguridad, dejamos de hacer foto, intentando encontrar a más compañeros, porque nos separamos. Ese día ni siquiera comimos, no habíamos desayunado y nos fuimos, sin saber qué iba a pasar", relata.
La foto verde y morada
Para Carolina, en el quehacer fotográfico y periodístico se normaliza el machismo, pues en un ambiente dominado por roles masculinos, la voz de las mujeres se escucha bajito. "Lo tienes tan normalizado que lo aceptas, a veces me hacían asignaciones donde me asignaban más trabajo o me veían muy chiquita o indefensa, a pesar de que este es un trabajo que no debería tener un género", afirma.
Fue poco a poco, al ir informándose sobre la lucha de las mujeres desde el feminismo para reivindicar los espacios en los empleos y el resto de los roles sociales, que su perspectiva y su desempeño cambió.
Según cifras de organizaciones, de las personas dedicadas al periodismo en México, sólo 29% son mujeres, es decir menos del 30%.
"Considero que lo que nos puede salvar, tanto a hombres como a mujeres, es la educación, en temas de género y feminismo. Me ha tocado en los trabajos que también mujeres discriminan y violentan; es la educación la que nos abre los ojos", sentencia.
Los cambios más sustanciales, que se reflejaron en su trabajo tras la lente, destaca, empezaron a notarse desde hace más o menos seis años, cuando la lucha feminista cobró fuerza. Carolina comenzó también a cubrir las manifestaciones y pronunciamientos de miles de mujeres exigiendo justicia.
"Al principio lo cubría, pero no decía nada ante los señalamientos machistas de los compañeros ante las mujeres", lamenta. Hoy, Carolina selecciona la cobertura de eventos que revictimizan o fortalecen prácticas machistas. Su trabajo es reconocido entre sus compañeros, pues además de hacer tiros acertados, confiesa que le gusta trabajar casi pasando desapercibida, pues prefiere solo observar, sin alterar la escena.
Ella considera importante que se respeten las reglas de las convocatorias de las mujeres que encabezan las manifestaciones, así como los espacios que son para mujeres, como las marchas separatistas.
"A veces, nos mandan a cubrir y les interesan los destrozos, a los directivos en los medios les interesa eso, cuando esa no es la nota. Las mujeres salen a las calles porque miles de mujeres han sido asesinadas y nadie hace nada", acota.
Y añade: "no sólo nos están matando físicamente. Siempre habrá un rezago, en lo laboral, en lo social... no hay una sola mujer que no haya vivido acoso". Incluso, señala, en el ejercicio de su trabajo ha vivido amenazas y acoso, durante el desempeño de su trabajo.
Carolina asevera que aunque a veces el trabajo periodístico es cíclico, siempre hay opciones para explorar su pasión por la foto.
Desde hace 15 años, Carolina camina, día con día, lista para realizar su trabajo informativo, con una cámara al hombro, imponente ante sus 1.50 metros de estatura, su voz suave y su sonrisa. "Este trabajo me ha dado la oportunidad de conocer lugares, presenciar acontecimientos importantes y en particular, la fotografía me ha permitido hacer un viaje hacia mí misma... tal vez no tengo una voz fuerte, pero sí una mirada poderosa", finaliza.
FUENTE: CHRISTIAN JIMÉNEZ/EL UNIVERSAL OAXACA
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